lunes, 23 de marzo de 2009

Maternidad.

El pasado jueves fué especial. Ya de esto hace ya casi una semana, Uff!!! ¡Cómo pasa el tiempo...!
Pues sí fué especial, disfrutamos de nuestro primer día del padre, del cumpleaños de mi padre, recibí la visita de un amigo que hacía tiempo no veía y, cayó entre mis manos la siguiente escultura realizada por Jesús Martínez Flores.
Está realizada a base de elementos reciclados (basicamente cartón de embalaje). Es curioso, con cuanta sensibilidad se trata el tema de la maternidad en general. Esta escultura me transmite sensaciones dulces, tiernas, tranquilas. Me evoca amor, cariño, generosidad,afectividad,... Me gusta mucho, sobre todo por lo que representa y, por cómo ha llegado a mí.
Aunque el lunes me dí cuenta que "para gustos, los colores y que no hay nada escrito". Sí, os cuento, llegó una persona allegada a casa y vió la escultura. Cuando se dió cuenta de la misma, lo primero que hizo fué preguntar que, qué era eso y qué, de dónde lo habíamos sacado. Intuí que no le había gustado. Le expliqué qué era, que representaba y porqué estaba allí. Con lo expresiva que es esta persona, no dijo ni "mu", eso es porque no le había gustado.
De todas formas, el arte es así, o te encanta, o no te gusta nada, o pasa desapercibida, o ...
Aunque las fotos no son muy buenas que digamos, ahí la teneis. Yo estoy encantada.
¡Gracias Roberto!




sábado, 7 de marzo de 2009

Nos invaden.

Sí, siento que nos invaden. Y eso que, nuestros amigos dicen que esto sólo acaba de empezar.

Son las siete de la mañana, acabo de levantarme y preparo mi desayuno, un zumo de naranja y un gran vaso de leche que se intuye bueno para la crianza.

Intento sentarme en el sofá, pero no puedo. Una especie de angelito con túnica rosita, alitas, cara minimalista, cabello rubio putón y, con un gran corazón entre sus manos , reposa en mitad del sofá tras una noche que sabrá Dios si ha sido muy ajetreada.

Me hago un hueco.

Busco en la tranquilidad de la mañana, mi gran vaso de leche y me topo con un tipo, parecido a un marciano rojo, muy rojo, al menos cuatro patas y una cabeza prominente (¡Vamos! Cabezón). Rojo, amarillo, naranja, verde, azul, blanco, todos destacan, parece la patria del color. ¿De dónde vendrá? ¿Qué querrá?

Termino esa leche fresquita matutina y busco el zumo de naranja. Siento que una mirada provocadora me observa. Asoma detrás del sillón de la derecha, y no deja de mirarme, es una vaca tricolor (verde pistacho, azul turquesa y naranja... naranja mandarina) con mofletes en forma de espiral, con nariz en forma de boca y viceversa. ¡Qué rara! Y a pesar de todo, sonríe.

¡Oh Dios! Necesito paz y sosiego a estas horas de la mañana. Miro al cielo y me encuentro con un globo rojo que habrá caído del cielo y casualmente se enganchó en la lámpara del salón. Viene cargado de una rana, verde muy verde, con sonrisa de oreja a oreja. Aunque, las ranas no tienen orejas, ¿o sí?. Un conejo blanco nuclear, que se habrá escapado de cualquier chistera de mago despistado. Y, porque ya no caben más, un burrito que parece tan manso y bonachón como el de Sancho Panza. Todos miran desafiantes el zumo de naranja. Les ofrezco, no quieren, pero no me quitan ojo. Me siento intimidada, nos están invadiendo.